Recuerdo cuando nuestra gata llegó a casa y mis hijas no podían dejar de mirarla; eclipsó a todos los demás juguetes desde el primer momento. Desde ese día es una más que ha contribuido a su crecimiento como personas.
Esta mañana, Chuequita nos visitó en la Escuela Infantil y como no podía ser de otro modo, fue la estrella indiscutible. No sólo los niños y niñas estaban sorprendidos, los papás, también. -¡Anda! si es un gato de verdad, dijo alguien.
Las respuestas de los niños y niñas fueron diversas; algunos querían cogerla, tocarla, acariciarla, otros mantenían la distancia y alguna tuvo miedo y se asustó un poco al principio.
En la clase de los pollitos (1 a 2 años) la gatita estuvo a sus anchas y los niños y niñas disfrutaron de "tener gato" un ratito: acariciarla, darle de comer, observar sus patas, el tacto de su pelo, observar cómo mueve las orejas, como salta, en definitiva, jugar, jugar y jugar.
En la clase de las jirafas, el recibimiento fue apoteósico: 15 niños y niñas de 2 a 3 años y un gatito, ¿podéis imaginarlo? ¡Sin duda, resultó un día muy emocionante!
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